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Salud financiera: por qué debería ser prioridad para las empresas

Mejorar la salud financiera de tus empleados aumenta la productividad y disminuye la rotación. ¿Quieres saber cómo? Te lo contamos aquí.
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Salud financiera en tus empleados: ¡es clave! | Aleluya

En este artículo:

Anteriormente, te mostramos por qué la salud financiera es crucial. Ahora, vamos a profundizar en cómo puedes implementarla de manera práctica en tu empresa. Prepárate, porque esto cambiará por completo la forma en que ves el bienestar de tus empleados.

Al fin y al cabo, las preocupaciones financieras son la causa #1 de estrés laboral y la razón #1 por la que los empleados cambian de trabajo. Es decir, los colaboradores trabajan por dinero. Así pues, si no lo saben administrar bien, podrían no rendir de la mejor forma en el trabajo. ¡Y ahí tú puedes ayudarlos!

Pero primero lo primero: no necesitas ser un gurú financiero ni contratar a expertos, para empezar. Implementar programas de este tipo en tu empresa no significa montar una universidad de economía, sino brindar herramientas simples y efectivas que ayuden a tu equipo a dormir mejor por las noches.

¿Qué es la salud financiera?

La salud financiera es como el estado físico… pero de tu billetera. Es ese momento en el que puedes pagar tus cuentas, ahorrar algo, darte tus gustos sin remordimientos y dormir tranquilo sin soñar con el gota a gota. ¡Esa es la importancia de las finanzas!

En términos más técnicos (pero cero aburridos), la salud financiera es la capacidad que tienen las personas para manejar su dinero de manera que les permita vivir bien hoy. También prepararse para el futuro y afrontar imprevistos sin que se les caiga el mundo encima.

El impacto real del estrés por tener mala salud financiera

No se trata simplemente de que tus empleados estén “preocupados por dinero”. El estrés financiero es un lastre silencioso que afecta directamente los resultados de tu empresa. Y lo peor: muchos líderes ni siquiera lo notan hasta que es demasiado tarde, pese a que, según un estudio de Mercer publicado en El País, el 60% de los empleados quiere que sus empresas mejoren el bienestar financiero (Guardado, 2024).

Los costos ocultos para tu empresa

Los costos más importantes pueden ser:

  • Pérdida de productividad: empleados estresados por su vida financiera pierden tiempo valioso revisando cuentas. Suelen solicitar adelantos o están distraídos en sus deudas.
  • Toma de decisiones empobrecida: el estrés financiero nubla el juicio. Empleados bajo presión. Por ejemplo, cometen más errores en tareas críticas. Son menos creativos para resolver problemas. Y evitan riesgos necesarios (como proponer ideas innovadoras).
  • Efecto dominó en el ambiente laboral: hay conflictos entre equipos. Gran parte de las discusiones laborales tienen raíz en problemas económicos personales. Además, puede darse el ausentismo “emocional”. O sea, están físicamente presentes, pero mentalmente agotados.

¿Cómo se manifiesta el estrés de no tener salud financiera?

El estrés financiero no es un fantasma invisible. Se materializa en comportamientos concretos que afectan el día a día de tu organización. Veamos con lupa estas manifestaciones:

Baja productividad: el asesino silencioso del rendimiento

    Muchos empleados con estrés financiero cometen errores evitables:

    • Pueden tardar más en completar tareas rutinarias.
    • Además, presentan menos ideas innovadoras en brainstorming.

    Lo que no ves: Cada minuto que un empleado pasa preocupado por:

    • ¿Cómo pagaré el colegio?
    • ¿Qué pasa si me enfermo?
    • ¿Podré cubrir la cuota del préstamo?

    En otras palabras… una mala salud financiera es tiempo robado a tu empresa.

    Conflictos laborales: cuando el dinero contamina las relaciones

    En muchas empresas, el dinero no solo se gana: también se presta, se debe … y se pierde. Es común que entre compañeros surjan préstamos informales con buena intención.
    Pero cuando el pago no llega a tiempo, la tensión aparece. Las conversaciones cambian de tono y los rumores crecen. Lo que era un equipo unido puede fracturarse sin que nadie lo note al principio.

    En un conocido centro de atención telefónica, los empleados llegaron a montar su propio sistema interno de préstamos con intereses. Cuando la estructura colapsó, hubo renuncias repentinas, denuncias de acoso. O sea, un ambiente tan denso que los clientes empezaron a notarlo en las llamadas. Lo que parecía un tema personal terminó afectando los indicadores de toda la operación.

    La fuga silenciosa: cuando el talento se va sin hacer ruido

    No todos los problemas avisan con una renuncia. A veces, lo hacen con preguntas pequeñas que se repiten: cómo se paga una vacación no usada, qué proceso se sigue para solicitar una certificación laboral… o incluso con cambios de vestuario los viernes que sugieren posibles entrevistas.

    Muchos empleados que buscan cambiar de trabajo prefieren hacerlo en secreto. Y lo logran. A veces, el primer aviso llega cuando ya es demasiado tarde. Cuando se va un profesional reconocido por problemas de salud financiera, el golpe es doble: perder talento y conocimiento a la vez.

    ¿Cómo evitar llegar a ese punto?

    El primer paso es mirar de frente el problema. No desde el juicio, sino desde la empatía. Porque cuando un empleado tiene la cabeza en cómo pagar el arriendo, es difícil que se concentre en mejorar un indicador.

    Aquí es donde las empresas más inteligentes han comenzado a actuar. Y no con soluciones genéricas, sino con estrategias bien pensadas, adaptadas a las realidades diversas de sus equipos.

    Desde talleres de educación financiera pensados según nivel de experiencia hasta seguros que cubren deudas en casos de emergencia, pasando por sistemas de ahorro automático que ayudan sin exigir esfuerzo adicional.

    Una empresa del sector tecnológico, por ejemplo, combinó estos beneficios con asesorías uno a uno y una app sencilla para administrar el dinero. ¿Resultado? La rotación bajó a la mitad en solo medio año.

    Más allá del salario: beneficios de una salud financiera

    Dar más dinero no siempre es posible. Pero hay formas de lograr que ese salario rinda más. Algunas empresas han creado alianzas que permiten a los empleados ahorrar en servicios básicos, seguros, educación y hasta mercado.

    Otras van más allá y ofrecen días libres para organizar finanzas, préstamos sin intereses o asesorías fiscales gratuitas en época de declaración.

    Estas acciones no solo alivian el bolsillo. También comunican algo importante: “nos importas más allá de tu puesto”. Y eso, en tiempos de incertidumbre, vale mucho.

    Medir lo invisible: cómo saber si estás haciendo bien las cosas

    No basta con implementar programas de consejos financieros. Hay que observar y ajustar. Las encuestas anónimas, las conversaciones individuales y los datos de nómina pueden dar pistas claras de si el clima mejora o si hay que cambiar el enfoque.

    Porque cada acción cuenta. Y cuando se trata de bienestar financiero, prevenir siempre será mejor que lamentar. Especialmente si lo que está en juego no es solo el dinero, sino la confianza, el talento y el futuro de tu organización.

    Casos de éxito de salud financiera que inspiran

    Cuando se habla de salud financiera, es fácil caer en la trampa de creer que se trata de algo individual y, por lo tanto, fuera del alcance de la empresa. Sin embargo, cada vez más organizaciones comprueban que tomar cartas en el asunto tiene beneficios concretos.

    A continuación, exploramos algunos casos que ilustran cómo diferentes compañías han logrado transformar la salud financiera de sus equipos en un motor de bienestar, compromiso y resultados.

    Caso 1: Una empresa tecnológica que entendió el valor de la salud financiera

    En una organización del sector tecnológico con más de 300 empleados, los equipos de Recursos Humanos detectaron un patrón preocupante: los colaboradores estaban lidiando con altos niveles de endeudamiento personal, lo que derivaba en constantes pedidos de adelantos de salario y una notoria falta de concentración durante la jornada laboral. Las consecuencias no tardaron en aparecer: caída en la productividad, clima laboral tenso y una rotación que comenzaba a elevarse.

    Ante este escenario, la compañía implementó un programa integral de salud financiera. ¿La clave? Escuchar primero. A través de encuestas confidenciales y entrevistas uno a uno, el equipo de RRHH identificó los principales puntos de dolor: falta de conocimiento sobre manejo del dinero, presión por mantener un nivel de vida insostenible y escasa planificación para el futuro.

    En respuesta, se lanzó una serie de talleres prácticos que incluían temas como presupuesto personal, ahorro inteligente y estrategias para salir del sobreendeudamiento. Además, se ofreció acceso a asesoría financiera personalizada y se integraron herramientas digitales que permitían automatizar ahorros y monitorear gastos.

    Los resultados fueron evidentes: en solo seis meses, disminuyó en un 40% la solicitud de adelantos de salario, y la percepción de bienestar financiero, medida a través de encuestas internas, subió más de 25 puntos porcentuales. Pero lo más importante fue lo intangible: los líderes comenzaron a notar un cambio en la actitud de los equipos, mayor apertura para hablar del tema y un clima de trabajo más saludable y comprometido.

    Caso 2: Una empresa de retail que apostó por la prevención

    Otra compañía, esta vez en el rubro del retail, con una fuerza laboral mayoritariamente operativa, notó que muchos de sus colaboradores no lograban cubrir sus necesidades básicas pese a recibir ingresos estables. A esto se sumaban niveles elevados de ausentismo y una creciente frustración generalizada que se reflejaba tanto en la calidad del servicio como en la moral del equipo.

    La empresa decidió no limitarse a ofrecer talleres, sino que incorporó la salud financiera como parte de su estrategia de desarrollo de talento. Se firmó un convenio con una entidad de educación financiera que ofrecía capacitaciones adaptadas al contexto de los trabajadores, y se creó una red interna de mentores. O sea, colaboradores que habían atravesado procesos de mejora financiera y estaban dispuestos a compartir sus experiencias.

    También se facilitó el acceso a servicios financieros más justos, como líneas de crédito con tasas preferenciales, préstamos solidarios gestionados por la empresa, y descuentos automáticos para pago de deudas que ayudaban a mejorar el historial crediticio.

    A lo largo de un año, los indicadores mejoraron significativamente: se redujo el ausentismo, aumentó la satisfacción del cliente final y, según datos del área de Clima Organizacional, los colaboradores manifestaron sentirse más valorados y apoyados.

    Estos casos demuestran que no se trata solo de “enseñar a ahorrar”, sino de construir una cultura organizacional que legitime el diálogo sobre dinero, ofrezca herramientas concretas y reconozca que el bienestar económico también es un derecho.

    Cómo saber si estás logrando un cambio real de salud financiera

    Implementar una estrategia de salud financiera en una organización no termina con ofrecer talleres o habilitar una app de presupuesto. El verdadero desafío (y también la oportunidad) radica en evaluar si esas acciones están generando un cambio tangible en la vida de las personas y en el funcionamiento general de la empresa. Entonces, ¿cómo saber si vas por el camino correcto?

    1. Mide más allá de la asistencia a talleres

    Es común que las primeras métricas que se miren estén relacionadas con la participación: cuántos empleados asistieron a las capacitaciones, cuántos descargaron la aplicación, cuántos completaron un curso. Pero si queremos hablar de impacto, hay que ir más allá. Preguntas como “¿las personas están aplicando lo que aprendieron?”, “¿cambió su percepción sobre el manejo del dinero?” o “¿disminuyó su nivel de ansiedad respecto a sus finanzas?” son las que realmente importan.

    Para eso, es útil implementar encuestas de seguimiento que no solo evalúen la satisfacción con las actividades ofrecidas. También que indaguen en cambios concretos de comportamiento. ¿Se empezó a planificar mejor el gasto mensual? ¿Bajó el uso del crédito de forma descontrolada? ¿Se logró ahorrar por primera vez en mucho tiempo? Estas son señales de que algo se está moviendo en la dirección correcta.

    2. Observa el impacto en indicadores de clima y desempeño

    Los efectos de una buena estrategia de salud financiera no se limitan al plano individual. Con el tiempo, se reflejan también en los indicadores globales de la organización. Mejoras en la satisfacción laboral, reducción del ausentismo, menor rotación, aumento en la productividad y en el engagement general con la empresa.

    Cuando los empleados sienten que su empleador no solo reconoce sus desafíos personales. Además, se compromete activamente a brindar soluciones, el vínculo se fortalece. La confianza crece. Y con ella, el sentido de pertenencia. La salud financiera, entonces, se vuelve también un motor de cultura organizacional.

    3. Reconoce los logros en salud financiera, aunque sean pequeños

    En muchas ocasiones, los cambios más significativos no aparecen como grandes hitos en una presentación de resultados. También en historias individuales que reflejan una transformación genuina. Por ejemplo, alguien que logró salir de una deuda que lo perseguía hace años, una familia que por primera vez pudo planificar unas vacaciones sin recurrir al crédito… ¡y más!

    Estas historias son valiosas no solo para evaluar impacto. También sostienen el impulso del programa. Compartirlas de forma respetuosa y voluntaria puede inspirar a otros a iniciar su propio camino hacia el bienestar financiero. Así, refuerza el mensaje institucional de que el cambio es posible.

    Salud financiera, un cambio cultural que vale la pena

    Hablar de salud financiera en el trabajo es abrir la puerta a una conversación más amplia sobre cómo las empresas pueden (y deben) cuidar a las personas de manera integral. Ya no alcanza con ofrecer beneficios puntuales o soluciones aisladas. Hoy, el verdadero valor está en construir una cultura organizacional que valore el bienestar en todas sus dimensiones. Incluida la económica.

    Impulsar este tipo de transformación cultural requiere decisión, coherencia y una visión de largo plazo. Significa animarse a poner sobre la mesa temas que antes se consideraban tabú o “problemas personales”. También reconocer que la estabilidad financiera no es solo una preocupación privada. Es una condición necesaria para el desempeño profesional, la salud mental y el desarrollo pleno de cada colaborador.

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    Referencias

    • De Beer, M. (2023, 8 de noviembre). Cómo evitar el “estrés financiero” y empoderar al personal. Forbes.
    • Jiménez Soto, S. (2024, 29 de abril). Salud financiera empresarial: cinco beneficios a largo plazo. IEMF.
    • Pluxee (2023, 14 de junio). Salud financiera: un pilar para el bienestar de los empleados.
    • Guardado, M. (2024, 21 de julio). El bienestar financiero de los empleados. El País.

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